Con el último diálogo de 2024, este ciclo de conversatorios la Universidad de Atacama (UDA) y el Centro de Investigaciones Sociales (CISO) reafirmaron su compromiso con la promoción de espacios de diálogo inclusivo, demostrando que la reflexión colectiva es un camino imprescindible hacia el desarrollo regional y nacional.
En el marco del convenio de cooperación mutua entre la universidad pública regional y CISO, se desarrolló el tercer conversatorio del ciclo «Conversatorios sobre Democracia». Bajo el título “Democracia y acceso a la salud”, el encuentro tuvo lugar en la Facultad de Medicina de la UDA y convocó a autoridades, académicos, estudiantes y representantes de la sociedad civil.
El evento, moderado por el académico de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales, Rodrigo Pérez Lisisic, abrió el espacio para un debate profundo sobre las barreras y oportunidades relacionadas con el acceso a la salud en una región marcada por desafíos de infraestructura y desigualdades territoriales.
Salud y democracia: una conexión esencial
El director del Servicio de Salud Atacama, Bernardo Villablanca Llanos, enfatizó el rol crucial que las instituciones académicas y gubernamentales desempeñan en la reducción de brechas en el acceso a la salud. “La UDA está consolidándose como un actor clave en la formación de profesionales y en la implementación de proyectos que buscan complementar la oferta existente. Esto no solo responde a una necesidad local, sino que también fortalece la democracia al garantizar derechos fundamentales como la salud”.
Villablanca destacó el impacto de iniciativas colaborativas que unen a la academia y al sistema público, especialmente en una región donde la minería depende de una población sana para mantener su actividad.
Perspectivas de la comunidad
Carmen Paredes Varela, presidenta del Consejo de Desarrollo del CESFAM (Centro de Salud familiar) Candelaria de Rosario, compartió una visión desde la ciudadanía. “Somos una región olvidada. Necesitamos autoridades que entiendan las realidades locales y trabajen desde el compromiso y el cariño por nuestra tierra. La salud no debe ser un privilegio limitado a los centros urbanos; las comunidades alejadas también necesitan atención de calidad y profesionales dispuestos a servir en estos sectores”, subrayó.
Paredes destacó la importancia de humanizar la atención en salud, recordando la relevancia de un gesto amable en contextos de vulnerabilidad.
Desafíos en la región de Atacama
Desde la experiencia como médico general de zona, Cynthia Huenuman Rojas, directora del Hospital de Chañaral, ofreció una visión crítica sobre las desigualdades en infraestructura sanitaria. “La región de Atacama todavía enfrenta grandes brechas, como la ausencia de un centro de hemodinamia que retrasa la atención en casos críticos. A diferencia del sur, donde la respuesta es rápida, aquí los pacientes deben ser derivados a otras regiones, lo que pone en riesgo sus vidas”, explicó.
Huenuman destacó la importancia de replicar estos espacios de diálogo en provincias como Chañaral, donde las necesidades locales requieren soluciones inmediatas y participativas.
Reflexiones desde la academia
Por su parte, el académico de la Facultad de Ciencias de la Salud de la UDA Freddy González Meza destacó que “la salud es un derecho que debe garantizarse en un régimen democrático. Esto implica no solo mejorar el acceso, sino también generar un modelo de atención que sea inclusivo, equitativo y adaptado a las realidades locales”, afirmó.
González subrayó que la UDA, como institución estatal y regional, tiene el deber de contribuir al desarrollo del capital humano y la generación de conocimiento que responda a las necesidades de la región.
Fortaleciendo la participación
El ciclo de conversatorios impulsado por la UDA y CISO continuará abordando temáticas clave para el fortalecimiento democrático en Atacama este 2025, reforzando el compromiso de las instituciones con la formación de una ciudadanía activa y crítica.
El encuentro concluyó con un llamado a la acción: garantizar el acceso a la salud en Atacama no es solo un desafío técnico, sino un imperativo ético que requiere de la colaboración entre el Estado, la academia y la sociedad civil. La democracia, como sistema, encuentra su fortaleza en la capacidad de responder a las necesidades más urgentes de las personas, y el acceso a la salud es, sin duda, una de ellas.