Director del programa A convivir se Aprende Atacama: “La convivencia educativa es sistemática y no es posible abordarla solo desde uno de los actores”

A cargo del eje de convivencia y salud mental, del Plan de reactivación educativa, del Ministerio de Educación, el Programa a Convivir se Aprende ACSA es ejecutado en Atacama, por el departamento de Psicología de la Universidad de Atacama. Desde su inicio el 2023 ha desplegado una serie de sesiones de apoyo para los equipos de convivencia escolar de establecimientos educacionales del SLEP Atacama. Diseñar y ejecutar una estrategia de convivencia escolar, elaborar políticas que consideren la prevención y promoción de la sana convivencia escolar y aprovechar las redes territoriales, son algunos de los objetivos por los que se trabajan en conjunto el equipo de profesionales de la psicología UDA, junto a docentes directivos y profesionales de las comunidades educativas. 

Como director del programa, Ricardo Jorquera Gutiérrez, académico del departamento de psicología de la Universidad de Atacama, hace un balance de este periodo, los aprendizajes y proyecta la hoja de ruta del ACSA este 2025

1.-  A dos años de implementación del programa en la región, a cargo del dpto de psicología ¿cuáles han sido los aprendizajes que recogen de cara a  este relacionamiento frecuente con comunidades educativas y que sería interesante permear a la docencia?

Han sido muchos los aprendizajes que hemos tenido en estos dos años. Algunos de los aspectos que es importante reconocer son: 1. El carácter sistémico de la convivencia educativa. No es posible abordarla solo desde uno de solo de los actores (por ejemplo, solo estudiantes), pues se debe considerar a la comunidad educativa en su conjunto y de acuerdo a las complejidades particulares que posee. 2. Los factores de la convivencia educativa funcionan como una cascada: la gestión de la organización educacional es determinante para poder lograr un efecto positivo en los ambientes de los trabajadores de la educación (docentes, asistentes de la educación, administrativos, etc.), y a través de ellos es posible impactar la convivencia a nivel del estudiantado. 3. El liderazgo cumple una función mediadora de extremada relevancia en la construcción de entornos de convivencia positiva. 4. La mejor forma de intervenir la convivencia es a través de un enfoque que privilegie la promoción de comportamientos positivos de forma universal en la comunidad educativa, focalizándose en grupos específicos cuando se requiere y procurando atender de forma individual solo casos particulares.   

2.- Este 2024 el programa tuvo un gran despliegue territorial, alcanzando casi todas las comunas de la región. ¿En qué comunas estuvieron y qué necesidades y valores (caracterización) rescatan de comunidades más alejadas? 

El año 2024 tuvimos presencia en todas las comunas de la Región: Copiapó, Caldera, Tierra Amarilla, Chañaral, Diego de Almagro, Vallenar, Huasco, Alto del Carmen y Freirina. En las comunas más alejadas rescatamos el entusiasmo y el esfuerzo por tratar de abrirse al aprendizaje y de generar espacios de mejoras en sus prácticas en materia de convivencia. Es notable que muchas veces, les tocaba viajar para asistir a las redes territoriales de convivencia y lo hacían con gran motivación. 

3.- ¿Cuáles son los desafíos y proyectos que se dibujan para este 2025? 

El 2025 trabajaremos en dos escenarios. En primer lugar, el primer semestre se trabajará con las comunas que iniciaron su proceso de trabajo con nosotros durante el año 2024, esto es, Freirina, Alto del Carmen, Chañaral, Diego de Almagro y Tierra Amarilla. Pero también, a través de un nuevo proyecto que busca darle continuidad y sostenibilidad al trabajo en Copiapó y Caldera trabajaremos dejando competencias instaladas en distintos actores educacionales de estas comunas. 

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