Más de 100 niñas y niños disfrutaron de actividades deportivas, recreativas y educativas en la Escuela de Verano UDA 2025, fortaleciendo la vinculación entre la universidad y su comunidad.
El Estadio Techado del Complejo Deportivo Universitario y la Piscina del Campus Central de la Universidad de Atacama (UDA), junto con la sede Vallenar, fueron los escenarios donde el pasado 29 de enero se celebró la clausura de la Escuela de Verano UDA 2025.
Durante 17 días, más de 100 niñas y niños, hijos e hijas de funcionarias y funcionarios de la universidad, participaron en una variada oferta de actividades que fomentaron el deporte, la recreación y la educación.
Compromiso con el bienestar de la comunidad
La Escuela de Verano, organizada por la Unidad de Actividad Física y Deporte, permitió generar un espacio de esparcimiento y aprendizaje que contribuyó significativamente al bienestar de las familias universitarias.
El jefe de la Unidad, Erick Cortés Araya, destacó el crecimiento de la iniciativa: «Este año logramos aumentar los cupos a 90 en la sede central, y 13 en Vallenar, lo que demuestra la confianza que la comunidad ha depositado en este programa. Nuestro objetivo es seguir fortaleciendo estas instancias, explorando incluso la posibilidad de una escuela de invierno».
El director de Actividades Estudiantiles (DAE), Rodrigo Dorador, agradeció el compromiso de todas las personas involucradas en la organización: «Es un trabajo intenso, pero fundamental para la comunidad universitaria. Generar estos espacios permite a las y los funcionarios desempeñar sus labores con mayor tranquilidad, sabiendo que sus hijas e hijos están en un entorno seguro y enriquecedor».
Actividades variadas y significativas
En la Escuela de Verano UDA 2025 las y los participantes disfrutaron de visitas a instituciones como Bomberos, Carabineros y CONAF, además de recorridos por la mina y encuentros con el Rector de la universidad. Además, se llevaron a cabo actividades acuáticas, deportivas, recreativas y de manualidades, promoviendo el aprendizaje integral y la socialización entre las y los niños.
El académico del Departamento de Kinesiología, Nicolás Van Niekerk Bakit, resaltó el impacto positivo en el ambiente familiar: «Esta instancia nos permite involucrarnos día a día con nuestras hijas e hijos y entender mejor sus necesidades fuera del periodo escolar. Ha sido una experiencia maravillosa para ellas y ellos».
Vinculación con la comunidad y formación estudiantil
Uno de los aspectos destacados por DAE de esta edición fue la participación de siete monitores y monitoras, estudiantes y tituladas de la Universidad de Atacama. Su labor fue clave para la ejecución de las actividades, fortaleciendo su formación en educación física y pedagogía.
Erick Cortés enfatizó la importancia de esta experiencia para el futuro laboral del estudiantado: «Damos la oportunidad a estudiantes de tercero, cuarto y quinto año de Educación Física para integrarse a nuestro equipo. Es una experiencia valiosa que los prepara para su próximo desempeño profesional».
Esencial para la comunidad universitaria
Desde la sede Vallenar, el director general Juan Salvador Campos valoró el impacto positivo de la escuela de verano: «Este beneficio que entrega la universidad mejora significativamente la calidad de vida de nuestra comunidad, permitiendo conciliar el trabajo con la vida familiar en un periodo complejo como enero. La universidad reafirma su compromiso con su comunidad, proveyendo espacios seguros y enriquecedores para nuestras niñas y niños».
En tanto Silvana Fischer, analista curricular de CACCyDD, compartió su experiencia como madre beneficiaria: «Poder seguir trabajando con la tranquilidad de que mis hijas están bien cuidadas y entretenidas no tiene precio. Además de disfrutar, han aprendido valores como la autonomía y el trabajo en equipo, lo que las hace felices».